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"La Reina del Sur" de Arturo Pérez-Reverte

Con 16 años, uno de mis profesores me recomendó leer "La Reina del Sur", hasta entonces yo no conocía la existencia de Teresa Mendoza, una de esas mujeres inteligentes que se abre paso en el mundo del narcotráfico.  Si ya de por sí hay determinadas circunstancias donde ser mujer es complicado, ser mujer y llegar a ser tan reconocida en ese mundo liderado por hombres es algo totalmente extraordinario.  Cada cierto tiempo vuelvo a este libro y nunca deja de sorprenderme.  Y es que de Teresa uno siempre aprende, aprende de su fortaleza, inteligencia, frialdad y soledad pero a la vez aprende una mujer que hace todo lo que hace por defensa, por garra y por la inercia de vivir en un mundo que le ha arrebatado todo, hasta el miedo.  Supongo que para dedicarte a algo así hay que tener más cabeza que cojones y entender que hasta para hacer el mal hay que saber, hay que leer y hay que tener interés en aprender de todo lo que te rodea.  Esa es la principal enseñanza que me dio "La
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"La buena suerte" de Rosa Montero

Para leer, sentir y vivir "La buena suerte" de Rosa Montero hay que haber tenido en la vida la mala suerte de haber coincidido con la gente incorrecta , con personas que tras haberlos querido con todo tu ser te decepcionan de la manera más perversa. Una decepción y un dolor que te hacen huir, quien sabe si del daño o de la vergüenza de haber amado a alguien así.  Y es que por desgracia nunca elegimos a quien amamos.  Uno de los ejemplos que la autora expone en el libro para tratar de conectar los sentimientos del protagonista con los del lector, son los atentados que tuvieron lugar en 2017 en La Rambla. Es curioso porque hace unos días mientras terminaba las últimas páginas, se estrenaba el documental "800 metros" que precisamente relataba este suceso y todo el horror que se vivió el 17 de agosto en Barcelona y Cambrils.  En el se muestran los vídeos donde los terroristas, " chavales de diecisiete, dieciocho y diecinueve años con la cabeza podrida por los dogma

Mirála una última vez más

Y deja de buscar, porque yo se que no la vas a encontrar. Déjala, porque bastante perdida estuvo ya y olvídala porque le arrancaste la aguja a su brújula y se quedó sin saber regresar. Déjala caminar, está buscando su lugar entre las mil calles de la ciudad, no quiere volver a recordar, le hace pensar en los que ya no están. Déjala, no la daňes más porque le cuesta echar la mirada hacia atrás y verte como un desconocido más. Déjala, ella era de callar y contigo solo hacía hablar. Déjala, ella odiaba bailar pero contigo lo hacía en cualquier bar. Déjala, a ella le costaba confiar pero a ti te lo decía todo con facilidad. Déjala pero mírala una última vez más, dime quien perdió de verdad, ¿ella por amar o tú por tener el doble juego de querer y engaňar?

"A veces me descubro niña"

A veces  me descubro niña que juega sin miedo a caer, que juega sin nada que temer. A veces y solo a veces me descubro niña que llora porque se acaba de perder y no encuentra consuelo que alguien le de. De vez en cuando descubro a una niña que se enfrenta al recelo de querer, porque alguien un día le dijo que era demasiado buena y que eso acabaría con ella. Pero no le importa, porque ella no lleva consigo la carga de perdonar a quien mal hizo No sostiene una conciencia que la culpe de todos los daños provocados por una ilusión que se quedó en vano. Siente que prefiere ser la inocente a la decadente, que prefiere ser la ingenua antes que la serpiente que se muerde con sus propios dientes. Que triste sería acabar siendo la risa que se alegra de la pena que imbuye a todos los demás

De los que ríen mientras extraňan

De los que ríen mientras extrañan De los que sueñan mientras le arrebatan el alma De los que aman mientras todo pasa De los valientes de los que nadie habla De la intensidad que viven sin saber que todo pasa De la felicidad en la que siempre se hallan Del mar de lágrimas en el que siempre nadan. Eres fortaleza para todos aquellos que hablan Eres viveza para cualquier tristeza Eres libertad para toda presa Eres un tiempo que no se recupera ni volviendolo a sentir con la misma entereza. Eres un pasado que cargo en recuerdos llenos de tristeza Eres la vida que se me pasó sin que yo me diera cuenta Eres la pasión que encendió toda esta locura a la que yo un día llamé amor.

Inmune a mi propio delito

Ojalá volverla a ver, porque ya no se quien es. Ojalá su esencia de vuelta Ojalá se diera cuenta Ojalá supiera que nadie mas que ella iba a cumplir sus propias promesas Ojalá entendiera que sigue luciendo igual de intensa que aquella primavera Ojalá supiera que su esperanza es la única que aun le produce nostalgia Aquella niňa ya no es Aquella niňa dejo de ser. Aquella niňa es inmune Aquella niňa se convirtió en el delito de su último disparo Y sin querer volvió a apretar el gatillo Búscame cuando tu última bala ya esté disparada

La causa de todos mis efectos.

De repente, por  causalidad  tú ya no estás y por  casualidad  no vuelves jamás. Un acto, está seguido por una consecuencia, y que jodido cuando yo soy el hecho y tu eres mi efecto, cuando no pensamos en el miedo de cualquier movimiento, cuando decidimos, actuamos y luego lloramos. Si no lo hubiese hecho, no sé donde estaría en este momento. Cuando algo te pesa, suéltalo, olvídalo. No huyas, todo corresponde a su tiempo, aunque la consecuencia te haya devastado por dentro. Todos llevamos un causa que nos desarma y luego nos dispara. La bala que nos daña, y tú la ilusa de quien no se aparta. La suerte de tu vida aunque siga siendo el 13 de tus martes. La contradicción que siempre fui yo. No sigas, cuando ya no valga la pena. No esperes, cuando ya no esté. No reclames, lo que no supiste proteger. No llores más, es la culpa de quien nunca supo querer.